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Comer bien no es lo mismo que comer de todo

 

Cada 16 de octubre, el Día Mundial de la Alimentación nos recuerda algo esencial: alimentar no es solo nutrir el cuerpo, también es cuidar, acompañar y comprender.
Pero cuando hablamos de autismo, comer bien se convierte en un reto mucho más profundo de lo que a menudo se imagina.

Comer bien no significa comer de todo, ni seguir el menú estándar de una pirámide nutricional.
Significa poder disfrutar, participar y sentirse tranquilo en la mesa.
Significa que el acto de comer no genere miedo, rechazo o dolor sensorial.
Y eso —aunque a veces se olvide— también es un derecho.

El reto invisible del comer en autismo

Detrás de muchas dificultades alimentarias hay una historia que no se ve: texturas que resultan insoportables, olores que abruman, sonidos que distraen o asustan, rutinas que se rompen con un simple cambio de plato.

Desde fuera, puede parecer “manía” o “mala educación”.
Pero desde dentro, es un sistema nervioso sobrecargado que intenta protegerse.

En Cocina Adaptada® lo vemos cada día: niños, adolescentes y adultos que quieren comer, pero necesitan hacerlo desde su propio lenguaje sensorial.
Y cuando se les ofrece ese espacio, la relación con la comida cambia.

Adaptar no es ceder: es incluir

Durante años, adaptar la alimentación se entendió como una concesión.
Como si hacer un puré más fino, cambiar una textura o separar los alimentos fuera “dar gusto”.
Nada más lejos de la realidad.

Adaptar es reconocer una necesidad y responder con respeto.
Es ofrecer el mismo derecho a nutrirse, disfrutar y participar que cualquier otra persona.
No se trata de hacer platos “especiales”, sino de crear entornos accesibles.

A veces, comer bien empieza por poder hacerlo sin miedo.
Por aceptar una textura nueva, o simplemente por mantener la calma en la mesa.
Cada pequeño avance cuenta.

Comer bien también es vínculo

La alimentación no es solo biología, es relación.
Cada comida compartida puede ser una oportunidad para fortalecer la confianza y la comunicación.
Un momento para observar, no juzgar.
Para acompañar, no imponer.

Y es ahí donde comer bien cobra su sentido más humano:
cuando el plato se convierte en un puente entre lo que la persona necesita y lo que el entorno puede ofrecerle.

Cuidar también se aprende

Comer bien también es un derecho, sí.
Pero garantizarlo exige formación, empatía y recursos.
Desde Cocina Adaptada® trabajamos para que profesionales y familias aprendan a mirar más allá del plato.
A detectar, comprender y acompañar con estrategias que respeten la individualidad.

Porque cuando adaptamos la forma, preservamos la esencia: el acto de cuidar.

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